La indignación es una pasión individual que no conduce a la insurrección política colectiva. Pues se trata de una pasión que opera en el interior del alma como motor de la cólera y la ira. Bien examinado, lo que indigna, lo indignante no suele estar fuera de lo indignado. En la indignación estalla un sentimiento inconsciente de culpabilidad y fracaso. La exaltada vehemencia con que se manifiesta el estado de indignación contra alguien o contra algo delata que el hecho o acto indignante, y lo que merece desprecio, está dentro del sujeto indignado, bien sea por ignorancia de las causas objetivas que producen la indignación o bien por cobardía para enfrentarse a ellas y suprimirlas.